Límites planetarios
La actuación de la humanidad sobre el planeta necesita límites. El impacto de la huella ecológica producida por el hombre tiene efectos en todas las esferas de la existencia, pues éste se expresa dentro del «sistema-Tierra» de interconexiones vitales.*
La supervivencia de la humanidad depende del uso de los recursos naturales de la Tierra, pero este uso tendría que ser racional, es decir, operar dentro de límites que permitan la reproducción de la vida para las generaciones futuras. Éste es el sentido de lo que se sostenía desde la década de los ochenta en el Informe Brundtland[1] en el que se problematizaba sobre «nuestro futuro común» rumbo al año 2000.
En la modernidad el ser humano aparece como agente dominante del «sistema-Tierra» en el contexto de una etapa de la historia caracterizada como «antropoceno». La idea de dominación del «sistema-Tierra» implica no solo una posibilidad tecnológica, sino una aparente justificación del acto de apropiación de los bienes planetarios en la búsqueda del desarrollo. El origen de esta justificación quizá podría rastrearse hasta el preludio de la modernidad, como diría Dussel, en la expansión colonial del siglo XV, detonada al amparo del ego conquistador (ego conquiro).[2] Sin embargo, a pesar de que el ego conquistador, es decir, el sentido de justificación de la apropiación de los bienes planetarios es antiguo, la humanidad no había afectado el funcionamiento del «sistema-Tierra» a escala global como lo ha hecho en épocas recientes debido a los avances tecnológicos que permiten satisfacer demandas crecientes de energía, alimentación, agua potable, etc.[3]
El equilibrio del «sistema-Tierra» está en riesgo, por ello es necesario establecer límites «no negociables» para procurar la supervivencia del planeta, pero cabría preguntar ¿cuál es el lugar de enunciación de quienes definirán estos límites? No exceder los límites permitiría sostener a largo plazo el desarrollo social y económico de la humanidad. Los autores señalan que una clave del avance de su enfoque planetary boundaries es que centra su atención en los procesos biofísicos del «sistema-Tierra», pero, quizá, no sea conveniente escindir el análisis del «sistema-Tierra» del análisis del «sistema-mundo»[4] para abordar un tema tan complejo como el que supone la catástrofe ambiental.
Iván Escoto
* Comentario al artículo de Johan Rockström et al., «Planetary Boundaries: Exploring the Safe Operating Space for Humanity», Ecology and Society, vol. 14, núm. 2, 2009.
[1] Informe de la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo «Nuestro futuro común», Organización de las Naciones Unidas, 1987. Presidenta de la Comisión, Gro Harlem Brundtland.
[2] Dussel, Enrique, «Meditaciones anticartesianas: sobre el origen del antidiscurso filosófico de la modernidad», en Lugares descolonízales. Espacios de intervención de las Américas, Bogotá, Universidad Javeriana, 2012, y antes en 1492 El encubrimiento del otro: hacia el origen del mito de la modernidad, La Paz, UMSA, 1994.
[3] Todas las cadenas productivas y procesos de extracción de recursos para satisfacer las demandas de la humanidad, alteran el equilibrio del «sistema-Tierra» con afectación a los límites propuestos por los autores, identificados en 9 ámbitos: 1) Climate Change, 2) Ocean Acidification, 3) Stratospheric Ozone Depletion, 4) Interference with the Global Phosphorus and Nitrogen Cycles, 5) Rate of Biodiversity Loss, 6) Freshwater Use, 7) Land-System Change, 8) Aerosol Loading, 9) Chemical Pollution. Johan Rockström et al., «Planetary Boundaries: Exploring the Safe Operating Space for Humanity», cit.
[4] Es decir, atendiendo al conjunto de interrelaciones políticas, geopolíticas y económicas, como refiere Wallerstein en su caracterización del moderno sistema mundial trabajado desde finales de los setenta.
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