Paradojas en la ciencia


Pensar la ciencia es un problema entre fronteras. La ciencia enfrenta siempre el problema de la universalidad vs. la particularidad, la unidad vs. la diversidad, las fronteras permeables vs. los límites infranqueables. Se trata de un problema relacionado con la epistemología: ¿cómo se conoce?, ¿qué implica el conocimiento?, ¿es posible establecer leyes universales?, ¿cómo convive la singularidad de los fenómenos en ambientes simbióticos? *

Para Wagner (1977) surge en el campo de la ciencia una paradoja: entre más centrado está un estudio en las unidades, más complicado es establecer la conexión de estas con la totalidad y, mientras más centra su atención una investigación en las relaciones globales, parecen quedar desdibujadas las particularidades (p. 386). Es relevante, por tanto, problematizar las posibilidades de realizar estudios multiescala, situados al mismo tiempo en las particularidades y el impacto que producen/reciben del sistema en el que se encuentran. 

Ambiente es interacción. El concepto de ambiente puede definirse como una suma de  «cosas en interacción, un sistema, proceso en balance termo dinámico que mantiene cierta integridad excepcional, aunque tiende a erosionar y engullir a las unidades que constituye» (p. 388).

La paradoja no es una contradicción sin salida, sino una negociación de significados. El tema de la ciencia es, en muchas ocasiones, ‘negociar’ las paradojas más que exponerlas o resolverlas. Así, resulta necesario comprender cómo los elementos que aparentemente se contraponen o que existen aisladamente, en realidad se relacionan y están unidos de manera insospechada. La paradoja exige negociación, esto implica entender que lo aparentemente inconexo está relacionado. En medio de estas entramadas relaciones, la idea de paradoja nos aproxima a una realidad compleja en la que todos los fenómenos se complementan y, de hecho, resultan fundamentales para el sostenimiento de los equilibrios que hacen posible la existencia. 

La ciencia también tiene sesgos interpretativos y teóricos. Estos componentes están orientados por un contexto que determina la perspectiva sobre el mundo. La forma en que se perciben los efectos de la acción humana en el planeta y las medidas frente a estos efectos están orientados por perspectivas y significaciones epistemológica y políticamente situadas. 

La construcción del significado de naturaleza es cultural: «podría pensarse que la cultura es resultado natural de la evolución, pero ‘naturaleza’ y ‘evolución’ [como categorías] son productos de la evolución cultural» (p. 396). Sin embargo, la cultura también es el resultado de influencias del medio. Por tanto cultura y naturaleza son parte de una totalidad comprensible a partir de la noción de paradoja y complejidad orgánica que apunta hacia la fluidez.

Un significado entre interpretación y construcciones culturales. La ecología puede ser vista de muchas maneras: «como una adaptación de la ciencia occidental a sus propias perspectivas del orden natural» o, como Wagner señala, «como una adaptación  a las necesidades semánticas impuestas por la complementación de simbolización literal y figurativa.» Existen elementos que pueden ser comprendidos a partir de las propiedades innatas de la naturaleza, por ejemplo procesos bioquímico-geológicos, pero también aspectos que están cruzados por la construcción cultural de la naturaleza. La paradoja nos permite observar, en aquello que es aparentemente contradictorio, las relaciones e interacciones existentes, las cuales, en su conjunto, explican un sistema complejo, como el ambiental.

Iván Escoto



* Comentario a Wagner, Roy (1977), “Scientific and indigenous Papuan conceptualizations of the Innate: a semiotic critique of the ecological perspective.” En Subsistence and survival. Nueva York, Academic Press.

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